Frenillo lingual: ¡no es una moda!

¡pongámonos al día! Es cierto que existe un renovado interés en el frenillo lingual, sus consecuencias y tratamientos. Existe porque existe una mayor concienciación sobre el problema y esto nos facilita el diagnóstico y tratamiento. Hasta el 12% de los recién nacidos pueden nacer con frenillo lingual, siendo más prevalente en varones. Aunque ocurre esporádicamente, existen casos familiares-genéticos.

El frenillo lingual es una membrana mucosa, remanente, situada entre la cara inferior de la lengua y el suelo de la boca. Decimos que hay frenillo cuando esta membrana alcanza posiciones cercanas a la punta de la lengua (incluso puede provocar la lengua en corazón), pero puede que este frenillo no sea tan fino ni alcance la punta de la lengua, puede que sea mas grueso, corto e incluso no visible. Sea como fuere, cuando este frenillo lingual interfiere en el normal funcionamiento de la lengua, entonces hablamos de anquiloglosia.

¿En qué se manifiesta la anquiloglosia? Cuando el frenillo produce una anquiloglosia, se limita el movimiento y la proyección de la lengua, llegando incluso a no poder sacarla más allá de los labios. Esta limitación provoca problemas durante la lactancia.
El bebe puede presentar dificultades para agarrar el pezón y succionar, las tomas se hacen mas prolongadas, presenta irritabilidad durante la toma, presenta una baja ganancia de peso e incluso la lactancia se hace imposible.
La madre también lo sufre. Ella puede experimentar dolor, úlceras, infecciones y sangrado del pezón, mastitis y una menor producción de leche (debida a una mala succión). Por supuesto, estos síntomas no son exclusivos de una anquiloglosia.
Por otro lado, los niños en la edad pediátrica pueden presentar problemas con la deglución y la articulación de la palabra, maloclusiones dentales, mordidas abiertas etc. Estos problemas pueden condicionar el rotacismo (dificultad o imposibilidad para la pronunciación de fonemas vibrantes (/R/), dificultad para lamer alimentos (helados), tocar instrumentos de viento etc.

¿Se clasifican según la herramienta de Hazelbaker?. Muchas han sido las clasificaciones publicadas (Coryllos, Kotlow, Hazelbaker…) pero ninguna puede ser considerada norma. Quizás la herramienta propuesta por Alison Hazelbaker es la forma mas exhaustiva para el estudio del frenillo lingual pues evalúa la forma del frenillo y la función de la lengua.
En niños muy pequeños, valorar la función resulta difícil pues los movimientos de lateralización, elevación, extensión etc., son prácticamente inexplorables. Pero siempre evaluamos la apariencia de la lengua cuando se eleva, la elasticidad del frenillo, la longitud del frenillo cuando se eleva la lengua, el lugar de union del frenillo a la lengua, y el lugar de union con el borde alveolar inferior.
Una nueva escala que procede de la escala de Hazelbaker, la escala de Bristol, es más simple y rápida de cumplimentar.
No obstante, la evaluación de este frenillo se realiza mediante la inspección y la palpación (Maniobra de Murphy), siendo una exploración totalmente subjetiva. No es extraño que existan variaciones entre exploradores e incluso que el mismo explorador asigne una categoría diferente en dos momentos diferentes.

Tratamiento, ¿es siempre necesario? El tratamiento es necesario siempre que produzca síntomas o exista una alta probabilidad de presentarlos en el futuro. Si la cirugía no esta indicada, se podrán realizar otras medidas: uso de pezoneras, cambios en la posición durante la lactancia, estimulación lingual, y otros tratamientos propuestos por logopedas.
La cirugía puede ser tan sencilla como la sección del frenillo o puede conllevar cirugías más avanzadas sobre la base de la lengua, según la longitud, el grosor y la disposición del frenillo. Con frecuencia, la sección es suficiente. En niños pequeños la sección con tijera, seguida disección roma (con el dedo) y la presión, sin necesidad de anestesia local, será suficiente. Un mínimo sangrado ocurrirá y cesará sin complicaciones.
La cirugía mejora la lactancia y el dolor del pezón en la madre, y evita la aparición de síntomas en la edad pediátrica.

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